Del odio al amor hay un paso... y ocultarlo es complicado. ÂŋCuÃĄnto puedes aguantar sin dejarte llevar?
CLAY
Las chicas Marymount somos buenas chicas. Castas, puras, casi inalcanzables, y lo importante no es serlo sino parecerlo. Yo no soy la excepciÃģn, sÃĐ portarme bien, con mi uniforme planchado, mi cuerpo erguido; de lunes a viernes soy la dueÃąa del instituto y los domingos... una buena niÃąa catÃģlica.
Esa soy yo, siempre tengo el control. No puedo confesar lo que realmente quiero, he de ocultarlo, cada dÃa, cada hora, luchar contra el deseo constante de meter mi mano bajo su falda. Porque todos interpretamos un papel, y el mÃo es ser perfecta.
OLIVIA
Todos los dÃas pongo rumbo al colegio Marymount con una motivaciÃģn: graduarme y entrar en la universidad. No me avergÞenzo ni de mi familia ni de mis orÃgenes, aunque todos en la escuela se dediquen a cuchichear sobre el largo de mi falda o el rojo de mis labios.
Ellos siempre me han despreciado y creen que no voy a defenderme. Se equivocan. Lo harÃĐ cuando estÃĐ a solas con ella y le demuestre que no hace falta que sea un chico quien la toque para dejar aflorar todo lo que esconde con tanto esfuerzo.
Le dije que no cruzara las vÃas, pero lo hizo. Y ahora no hay vuelta atrÃĄs.